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domingo, 18 de agosto de 2013

No creo en el suicidio como método de protesta ante una injusticia pero algunos lo llevaron a cabo

En España se han suicidado numerosas personas por la crisis económica. Lamentablemente, la indignación de la ciudadanía ha sido contenida ante el goteo de suicidios. Solamente, cuando una ex-concejal del PSE de Barakaldo terminó con su vida, hubo una respuesta ciudadana de relieve: una manifestación de varios miles de personas discurrieron por su localidad natal, un hecho que intimidó y avergonzó al gobierno del PP de Rajoy.

Siempre he dicho que suicidarse no tiene sentido porque sino estamos aquí, (el poder) se podría divertir. Yo personalmente no recomendaría el suicidio en España por el escaso eco que tiene el mismo y porque  en este país, las víctimas acaban sumidas en el olvido.

Pero si, ha habido personas o colectivos que han conseguido con su suicidio individual o colectivo, dejar constancia de su existencia, del hostigamiento del que fueron víctimas, de las causas que conllevaron a tomar tan dramática decisión y que llevó a despertar a sus semejantes, a sus pueblos o a la comunidad internacional, de una tragedia en vida que casi todos observaban y a tomar conciencia para poner freno y que la misma historia no se volviese a repetir.

Un supuesto suicidio individual hizo despertar al pueblo de Tunez

Tariq Tayyib Mohamed Bouazizi (en árabe: طارق الطيب محمد البوعزيزي), más conocido como Mohamed Bouazizi (Sidi Bouzid, 29 de marzo de 1984 – Ben Arous, 4 de enero de 2011),1 llamado padre de la Revolución tunecina y, posteriormente, de toda la franja norte de África, nombrado por algunos medios como el martir que vino con la primavera, fue un joven tunecino, vendedor ambulante, que se suicidó quemándose a lo bonzo públicamente en protesta por las condiciones económicas y el trato recibido por la policía. Su inmolación desató la revuelta popular de 2010 y 2011, que provocó la huida del dictador Zine El Abidine Ben Ali.2 En 2011 recibió el premio Sájarov, junto a Asmaa Mahfouz, Ahmed al Zubair Ahmed al Sanusi, Razan Zaitouneh y Ali Farzat por su importante papel en la primavera árabe. Pero existen discrepancias con los hechos,  testigos presenciales sostienen que su muerte fue más un accidente que un suicidio y seis meses después de su muerte, un militante del movimiento anti-gubernamental declaró que la historia de la paliza había sido una invención de un grupo de activistas para movilizar a las masas. Sea como fuere, la policía acusada inicialmente de haber propinado la bofetada a Bouazizi fue declarada inocente.



Kaiowas: suicidio colectivo como método de protesta

La tribu india brasileña Kaiowas también ha cometido algún que otro acto de suicidio colectivo, como método de protesta ante la deforestación y usurpación de sus tierras por parte de multinacionales y a veces, con el silencio cómplice del gobierno. La dramática situación de ver la supervivencia de su modo de vida  en peligro y la carencia de una alternativa visible,  hicieron que tomasen tan terrible decisión. la banda de metal brasileña "Sepultura" dedicó una canción instrumental en referencia a estos hechos.



Los hechos

Desde 1986, 863 jóvenes nativos brasileños de la etnia guaraní kaiowá se suicidaron en la reserva de Dourados, en el estado de Mato Grosso do Sul, en el corazón del país, una zona rodeada por terratenientes armados que afirman  que la tierra es suya. La mayoría de los niños que murieron fue de entre 12 y 24 años de edad y decidió ahorcarse o  ingerir pesticidas.


Las cifras son particularmente alto si se tiene en cuenta el tamaño de la población guaraní-kaiowá: 31,000, de acuerdo con la Funai, la agencia nacional de asuntos indígenas.

Los suicidios son en parte una consecuencia del clima de violencia en que viven estos niños. Según el Conselho Indigenista Missionário, una de las principales organizaciones no lucrativas que se ocupan de los derechos indígenas en el país, la tasa de homicidios en Dourados es de 145 por cada 100 mil personas. En Irak es de 93 por cada 100 mil.

El número de muertos está destinado a crecer pronto - la Justicia Federal decidió que un grupo de 170 nativos que viven en el municipio de Iguatemi, a orillas del río Hovy, tendrá que salir de la tierra. Su respuesta: un pacto suicida. Si son expulsados ​​efectivamente, ellos se matarán.

Este video en Inglés, con algunas entrevistas, se dio a conocer hoy. Se resume el drama:

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